El año de la mentira, otro más

Revisando las noticias del día, veo fotos de la presentación de un libro. Siempre es una buena noticia ver un nuevo libro publicado.

Una presentación oficial, no es frecuente. El lugar elegido para esa presentación es muy atractivo, la casa de América. Allí no va cualquiera a presentar su libro. Paseo de recoletos, con vistas a la diosa Cibeles donde tan buenos momentos hemos pasado.

A la vista de las fotos, el libro debía ser importante, se dieron cita muchas “personalidades”, del panorama actual Inmediatamente salta a la vista que la mayoría son políticos, de modo que el autor debe guardar alguna relación.

Con más detalle, en alguna foto aparecen ministros del gobierno. Caramba, esto ya empieza a ser interesante, en los pies de foto se indica que son 10 los ministros que han hecho acto de presencia, la curiosidad me mata. 10 ministros en la presentación de un libro, con la que está cayendo. Prestando atención, son todos del mismo partido, entonces, acatando la decisión del jefe, casi amiguetes. Deben estar fuera del horario laboral.

Se puede apreciar en las fotos, distribuidas por la agencia EFE, que es una gran fiesta. Son todas reproducciones del diario digital El Español de donde las he tomado prestadas.

Sonrisas, abrazos, felicitaciones, todos con unas caras de alegría incontenible. Recuerdan a los premios planeta, de hecho, el presidente de dicha editorial aparece en alguna instantánea.

Hay muchos medios de comunicación invitados, aunque entre ellos el descontento por la imposibilidad de hacer preguntas va in crescendo. Uno de ellos parece comentar que una de las razones de invitar a la prensa a las presentaciones de libros es precisamente la ronda de preguntas al autor tras la presentación.

También hay una presentadora famosa, Angeles Barceló, un rostro conocido, pero, sobre todo, una voz muy popular, bueno, perdón, nada de popular, digamos una voz de su amo, perteneciente al principal grupos periodístico de España.

Mi sorpresa va en aumento, cuando veo en una foto al presidente y leo que, está valorando al autor del libro por su temple y capacidad de diálogo. Poco que ver con la escritura de un libro, pero ya sabemos que a nuestro presidente eso de escribir un libro le va muy poco.

En una de las fotos, finalmente, veo también al presidente abrazar al autor: Salvador Illa y por fin consigo ver el título del libro, “el año de la pandemia”, con prólogo de Fernando Simón.

No doy crédito. Ese año que todos queremos olvidar, el año del COVID, el de los uno o dos casos, el de las mascarillas no son necesarias, el de los sanitarios contagiados por falta de material, el del vicepresidente del gobierno haciéndose cargo de las residencias de ancianos que jamás visitó, el de los aviones con material defectuoso, el de los estados de alarma (alguno posteriormente declarado inconstitucional), el del famoso comité de expertos que jamás existió y el del comité político que tomaba las decisiones, el del cierre perimetral de Madrid cuya estrategia se demostró la más consistente, el gestor del desastre de las compras centralizadas, el de la falta de suministro inicial de vacunas, el lamentable espectáculo de los test rápidos que no servían para detectar nada, el que permitió la frase de su jefe en Julio 2020 “la pandemia está controlada”, el de esa auditoria prometida y jamás efectuada, el que apoyaba a su compañera y  no podía bajar el IVA porque Europa no lo permitía, el de la mentira tras mentira, pero sobre todo el año en que España lideraba el número de muertos por millón de habitantes, el de los 112.923 muertos, el de los familiares que no pudieron despedirse de sus seres queridos etc

Y ahora, quien tenía el mando único, centralizado por el decreto de alarma 463/2020 publicado el 14 de marzo. Con España intentando olvidar y salir adelante, cuando todavía hay más de 2500 enfermos en UCI, cuando afortunadamente las muertes han disminuido y la incidencia baja semanalmente, y se anuncia la inoculación de la cuarta dosis de vacuna a mayores de 80 años, viene este señor a recordarlo.

El, precisamente él, Salvador Illa, máximo responsable como ministro de Sanidad de una gestión nefasta, a tenor de las cifras quien, no solamente nos lo recuerda, es que además se va a lucrar con el libro. A repetir las mentiras y contar información privilegiada que, como ministro, conoce para ganar dinero con ello.

No tengo palabras. Habiendo incluido algunas de las mentiras de las que fuimos objeto por parte del, entonces, ministro de sanidad, no voy a comentarlas con más detalle. Mi foco es en la indignidad, obscenidad, falta de escrúpulos, bajeza moral, de escribir un libro así, hacerlo apenas 2 años del máximo impacto de la pandemia y organizar una fiesta para presentarlo. Es indecente, una conducta inmoral, despreciable una bofetada en la cara de todas las víctimas y sus familiares, una vergüenza.

Considero a Salvador Illa un hombre educado, pero el sabe que no hizo caso a la alerta de emergencia de la OMS en enero de 2020. En agosto de 2020, la revista The Lancet criticaba duramente la falta de preparación y la tardía respuesta del gobierno español frente a la pandemia. El informe que Salvador Illa comprometió realizar todavía no ha sido publicado. Se conoce que ha dedicado el tiempo a su libro.

Del sr Simón, el responsable técnico del centro de coordinación de alertas y emergencias, que parece ha escrito el prólogo, no diré nada, el de los uno o dos casos diagnosticados, las mascarillas no son necesarias y la negación del contagio por aerosoles. Prefiero no hablar más. Lo tenía, afortunadamente, olvidado. Como técnico, conocía la situación con antelación a marzo 2020, participó en varias reuniones donde la amenaza se clasifico como de nivel 4, sin vacuna existente. Pero no hizo nada salvo ocultarlo. Él y su conciencia vivirán juntos lo que les reste de vida y con las muertes que ha causado a sus espaldas. A disfrutar de la fiesta.

Por supuesto, el libro, ni pienso comprarlo, ni leerlo. Lo he vivido en primera persona, no quiero que me vuelvan a mentir.

Foto: Agencia EFE

Foto: Agencia EFE

Foto: Agencia EFE