
Una semana en el Tirol
2025-11-08
9 min de lectura
Hace algunos meses, estuvimos una semana recorriendo el Tirol visitando Viena, Graz, Salzburgo Innbruck y Munich. Un viaje muy recomendable, buena compañía, bonitos lugares, historia, cultura y la suerte de una climatología favorable.
Día 1 – Viena: primeras impresiones de la capital imperial
Antes de despegar, indispensable parada en la duty free del aeropuerto Adolfo Suarez en Madrid para comprar "agua mineral escocesa" que nos acompañaría en las tertulias nocturnas. A continuación desayuno en esa icónica isla de la T4, rodeados de madridismo. Un desayuno de Champions League. Buen comienzo, estamos preparados.

Isla gastronómica del Real Madrid en T4
Despegamos, en hora, hacia Viena, la elegante capital a orillas del Danubio. Al aterrizar, el aire claro nos dio la bienvenida. Tras recoger las maletas nos dirigíamos al centro en autobús. La ciudad, con aproximadamente un millón de habitantes, mostraba desde la ventanilla su carácter majestuoso y siempre musical.
El almuerzo, en un típico local austriaco, no pudo ser más vienés: la famosa sopa (primera de muchas), wiener schitzel y tarta sacher (la clásica, la de chocolate y mermelada de albaricoque) Una cervecita Gosser y ya éramos verdaderos vieneses.

Frittensuppe, Wiener schitzel, tarta sacher y cerveza Gosser
Después del almuerzo, comenzamos una visita panorámica que nos permitió contemplar el edificio de la Secesión, el antiguo mercado de productos lácteos, la Iglesia de San Carlos Borromeo y el Musikverein (la sala donde se celebra el concierto de año nuevo). Subimos a la colina de Bellavista, desde donde se divisaba la cumbre del Palacio Belvedere. Un paseo por la ciudad cerró la tarde, y el regreso al hotel terminó con una cena tranquila, mientras las primeras impresiones de Viena se asentaban en nuestra memoria.
Día 2 – Viena: entre palacios y fantasías modernas
La mañana comenzó con la visita al Palacio de Schönbrunn, recorriendo sus jardines y haciendo un paseo en calesa por los senderos que evocaban la vida cortesana de siglos pasados. Tras pasear por el mercadillo de pascua y tomar una cervecita, disfrutamos de la comida.

Palacio de Schonbrunn
A continuación, retomamos el autobús para visitar la Viena moderna, visitando el secesionismo, las bonitas estaciones de metro de Otto Wagner, y la Casa Hundertwasser, con sus formas y colores imposibles, recordándonos que Viena también es rebeldía y creatividad

Casa Hunterwasser

Estación de metro de Otto Wagner y el Musikverein al fondo
Por la tarde, paseamos por el centro histórico hasta el anochecer y regresamos al hotel para descansar, impregnados de la dualidad de Viena: tradición imperial y modernidad artística. Tuvimos ocasión de pasear junto al edificio donde se encuentra la escuela española de equitación y nos llegó el aroma de los caballos españoles, hoy lipizanos (nacen oscuros y se vuelven blancos).

Atardecer en Viena, Hofburg, Cafe Central y hotel Regina
En muchos edificios vienese, hemos podido ver la palabra AEIOU. Se refieren a un lema personal de Federico III “Austria erit in orbe ultima”, algo así como “Austria será la última en el mundo”.
Día 3 – Entre valles, abadías y secretos del pasado
Salimos temprano hacia el Castillo de Liechtenstein y Hinterbrühl, recorriendo paisajes verdes mientras la figura de Beethoven parecía acompañarnos. La visita a la Abadía cisterciense de Heiligenkreuz nos sumió en un mundo de silencio y contemplación; los monjes sólo podían hablar media hora al día, y allí descubrimos la obra de Giovanni Giuliani y la serenidad que la vida monástica imprime en los siglos

Abadía de Heiligenkreuz
El viaje continuó hacia Mayerling, escenario de la tragedia del archiduque Rodolfo, y luego por el valle de Santa Elena hasta Baden, ciudad termal donde se mezclan historia y romance imperial.

Plaza central de Baden
Finalmente, llegamos a Graz, donde guías locales nos mostraron su casco histórico, la escalera de caracol, la catedral y las plazas. La tarde concluyó con un paseo hasta el puente y la cena en el hotel, con otra sopita más (Frittatensoup, sopa de panqueques en tiras). Un día pleno de historia y emoción.

Centro de la ciudad de Graz y cena típica con la famosa sopa Frittatensoup
Día 4 – Hallstatt y St. Wolfgang: lagos y arquitectura gótica
La ruta nos llevó al Salzkammergut, con la mina de sal más antigua del mundo, contemplando los Alpes calcáreos y el lago de Hallstatt. Hallstatt surgió ante nosotros como un cuadro, con sus casas colgadas sobre el lago y sus calles llenas de historia.

Imágenes de Salzkammergut
Visitamos dos iglesias y descubrimos la arquitectura gótica tardía de St. Wolfgang, mientras aprendíamos cómo los arcos repartían los pesos, anticipando innovaciones que en el resto de Europa ya marcaban el Renacimiento.
La iglesia Pfarrkirche St. Wolfgang nos fascinó con su historia milenaria y mezcla de estilos arquitectónicos. El retablo de Michael Pacher es la joya de la iglesia.

Iglesia St Wolfgang y retablo de Michael Pacher
La comida en el restaurante Oso Blanco nos devolvió energía antes de visitar St. Gilgen, donde fotografiamos la casa natal de la madre de Mozart.

Comida en Oso Blanco
A continuación, llegamos a Salzburgo para disfrutar de la Mozart Dinner, en el restaurante considerado el más antiguo del mundo, St Peters Stiftskulinarium, donde la música y la gastronomía nos transportaron a tiempos pasados. Un pelín faltó para que me sacaran a bailar el vals…. ¡¡¡Que tensión!!!

Cena de Mozart en restaurante St Peters Stiftskulinarium

Vista nocturna de la fortaleza de Salzburgo
Día 5 – Salzburgo: música, historia y memoria
Salzburgo se desplegó ante nosotros con toda su belleza y riqueza cultural: Palacio Mirabell, donde Wolf Dietrich Halle, arzobispo de Salzburgo, vivió con su familia y su amante con quien tuvo 15 hijos., casas de Mozart, Doppler y Von Karajan, y el icónico Puente Feinhold con sus candados de amor.

Palacio Mirabell, casas de Doppler y Von Karajan
Caminamos por plazas que recuerdan víctimas de la Segunda Guerra Mundial, visitamos cafés históricos y pastelerías como Furst, (el original de las famosas bolas de Mozart, las de color azul), recorrimos la calle de los judíos, ligada al sionismo y a la memoria de tragedias pasadas. Escuchamos el carillón que suena tres veces al día 6-11 y 16hrs.

Imágenes de Salzburgo
El día incluyó la catedral con su órgano de 3.564 tubos, el cementerio de San Pedro, y el funicular hasta la torre con magníficas vistas al nido del águila, palacio Hellbrun (Sonrisas y lágrimas) y de la ciudad.

Vistas desde la fortaleza de Salzburgo
El almuerzo, en Sternbrau, nos permitió, probar una salchicha con patatas fritas, ¡¡por fin!! Con su correspondiente cervecita. Que importante es la cultura de la patata frita y cuanto las echábamos de menos.

¡¡¡La primera salchicha del viaje!!! y una cervecita en Sternbrau
La tarde terminó visitando la iglesia de San Francisco con nuestra guía informando desde fuera. A continuación, paseo, un café en Tomaselli y, camino al hotel, una nueva parada en Bazaar. Cena en el hotel.
Día 6 – De Salzburgo a Innsbruck: lagos, castillos y naturaleza
Dejamos Salzburgo hacia Tirol, con parada en el lago Chiemsee y vistas de los Alpes centrales y el Grossglockner.

Lago Chiemsee
.Antes del almuerzo, visitamos la iglesia de Sta Notburga, una santa de origen campesino muy venerada en Austria y Baviera. Frente a la iglesia, el restaurante.

Iglesia de Sta Notburga
La tarde nos llevó al Castillo Tratzberg, una joya medieval rodeada de montañas y que alcanzamos subiendo en un pequeño tren.

Castillo de Tratzberg
Finalmente, llegamos a Innsbruck y al hotel, donde disfrutamos de una cerveza local antes de salir a pasear y cenar. La ciudad nos ofreció una armonía perfecta entre historia, paisaje y vida urbana.
Día 7 – Innsbruck: historia, teleféricos y héroes del Tirol
Comenzamos explorando la ciudad con la guía Fabiola, aprendiendo sobre la formación de los Alpes, las minas de sal y la historia del río Inn. Visitamos iglesias como San Nicolás, San Juan Nepomuceno y la parroquial de María.
Conocimos la historia de Andreas Hofer, héroe del Tirol, vencedor de Napoleón y visitamos la pintura panorámica de 360 grados y 26 metros de diámetro, obra de Zeno Diemer, la más grande del mundo que refleja la batalla de Bergisel donde los campesinos del Tirol lucharon contra los bávaros. La pintura se encuentra ubicada, precisamente, en la colina de Bergisel.

Pintura panorámica Innsbruck de Zeno Diemer
Subimos al Castillo del Hambre, disfrutando de vistas panorámicas. Continuamos por el Parque y edificio del Congreso, el Palacio Imperial, la Catedral barroca tardía, donde pudimos ver el cuadro de María Hilf de Lucas Cranach el viejo admirando el órgano más hermoso de Austria y los tesoros artísticos de la ciudad.

Imágenes de Innsbruck, mausoleo Maximiliano I y cuadro de María Hilf de Lucas Cranach el viejo
Por supuesto, una breve paradita en Swarosky, un relajante almuerzo, de nuevo con claro tinte austriaco y listos para la sesión de tarde. Paseo hasta la Iglesia de la corte, visita del mausoleo de Maximiliano I y camino a la estación del telecabina para subir al Top of Innsbruck Nordkette Hafekelar (2.334m) donde tuvimos contacto con la nieve y, por supuesto, tiempo para una cervecita. Bonitas paradas diseñadas por la famosa arquitecta Zaha Hadid.

Almuerzo en Innsbruck

Imágenes desde Nordkette Hafekelar
La jornada terminó en el hotel, tras una cena tranquila, con Innsbruck revelándose como una ciudad donde la historia, deporte y la naturaleza se entrelazan con fuerza y belleza. Las tertulias nocturnas iban poco a poco dando buena cuenta del agua mineral comprada en Madrid.
Día 8 – Múnich: palacios, historia y tradición bávara
El viaje nos llevó a Múnich en autobús, donde la guía Rosa nos mostró el Palacio de las Ninfas, la ciudad histórica y sus tradiciones. Caminamos por plazas, bulevares y museos, visitando la casa de Thomas Mann, el Museo de los Cinco Continentes y la Maximilianstraße, la calle más elegante de la ciudad.

Imágenes de Munich: Marienpatz, Palacio de las ninfas y Maximilian Strasse
Aprendimos sobre la historia bélica y cultural de Múnich: la participación bávara en campañas, los desfiles de Hitler, los jardines de cerveza (Biergarten), los barrios judíos, la vida cotidiana y la historia de esos biergarten. Disfrutamos de la Iglesia de San Pedro, la cervecería Agustiner Bräuhaus, Marienplatz y el ayuntamiento.
La comida en Marientplatz (Ratskeller) cerró nuestra estancia. Antes de dirigirnos al aeropuerto para tomar el vuelo de regreso a Madrid visitamos la cervecería Hofbrauhaus, fundada por el Duque de Baviera en 1589 testigo de múltiples celebraciones y eventos históricos.

Comida en Ratskeller y visita a cervecería Hofbrauhaus
Camino del aeropuerto, se divisa el Allianz Arena, estadio del Bayern Munich donde jugó el gran Tony Kross antes de fichar por el Real Madrid y donde el 29 de abril de 2014, se produjo aquel mítico Bayern Munich 0 – Real Madrid 4. Carlo Ancelotti dirigía al Real Madrid. El entrenador del Bayern era ese personaje, según sus propias palabras, de un país pequeñito que, dicen algunos, ha inventado el futbol y que por toda explicación a la humillante derrota solo pudo decir que los jugadores del Real Madrid son “atletas”.

Histórico resultado en Munich que finalizaría el 24 de mayo en Lisboa donde el Real Madrid ganó "la décima".
Ya estamos listos para el próximo viaje y para ver que destinos nos esperan. Las animadas tertulias nocturnas en el Tirol dieron buena cuenta del "agua mineral escocesa" comprada en Madrid.

Agua mineral escocesa catalizador de tertulias y análisis diarios
Comentarios
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Joseph
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Bonito viaje!!! Muy de acuerdo con lo de las patatas fritas!!! Esa foto nocturna de Salzburgo es genial.