
14 de agosto, 2025. Quinto aniversario.
2025-08-14
4 min de lectura
14 de agosto, 2025. Quinto aniversario.
Todavía lo tengo muy vivo en mi memoria, fue un periodo inolvidable una época dorada. Años de gloria, la décima en Lisboa, las lágrimas en Milán (de las buenas, las que saben a victoria), los abrazos en Cardiff y los himnos en Kiev. Momentos históricos, el cabezazo de Ramos, el penalty de Cristiano, la combinación y asistencia de Modric a Cristiano y la chilena de Bale, instantes y jugadas extraordinarias vividos en directo.
El Real Madrid se paseaba por Europa como emperador romano, alzando las copas, como aquellos vikingos a los que no se resistía nada ni nadie. En paralelo, nuestro entrañable rival, nos regalaba momentos inolvidables, hoy se cumple el quinto aniversario de uno de ellos y hay que recordarlo y celebrarlo.
Tras ganar la décima en Lisboa, El Real Madrid batía su propio récord al levantar la tercera Champion consecutiva (2016, 2017, 2018), y, en paralelo, nuestro rival enriquecía nuestra cultura futbolística con jugadores que jamás olvidaremos: Manolas, Origi, Wijnaldum, Dybala.
- Kostas Manolas, el griego que nos enseñó que un cabezazo puede sonar como una orquesta sinfónica en el Olímpico de Roma.
- Wijnaldum y Origi, los héroes de Anfield que convirtieron un córner rápido en patrimonio futbolístico de la humanidad. ¡¡Que amanecer tuvimos en Petra!!!
- Dybala, que en Turín bailó entre defensas culés como si estuviera en una fiesta privada con Chiellini de DJ.
Lisboa, 14 de agosto de 2020
Quedaba el último redoble, la semifinal de Champions. Y se produjo en Lisboa, el 14 de agosto de 2020. Jugaban FC Barcelona y Bayern Munich. Fue el naufragio final.

Yo estaba de vacaciones en Chiclana, cenando en la terraza de Manguita, ese templo chiclanero donde las gambitas, las coquinas de estero y la fritura gaditana se sirven con la solemnidad que merece un Barbadillo bien frío. Serían las 21:15 más o menos.
En el comedor interior, se escuchaba el ruido de una mesa con unos ocho comensales, todos extranjeros, estaban terminando la cena. De repente, se escuchó un grito. Me dije: ya ha marcado alguien. Pero seguí degustando esas coquinas excelentes, que no entienden de Champions ni de alineaciones.
Siguieron un par de celebraciones más, discretas pero firmes. En un momento, vi levantarse a uno de los de la mesa. Eran alemanes y parecían muy contentos.
Caramba, pensé. Esto puede estar bien, y tuve un presentimiento. Consulté el teléfono. El resto es historia. FC Barcelona 2 - Bayern Munich 8.
Las coquinas, saltaban de alegría en la cazuela, los boquerones hacían lo mismo y las gambas cocidas levantaban la cabeza y pedían más Barbadillo frio, bien frio. Desde su plato querían seguir presenciando el espectáculo antes de ser ingeridas.

Nuestro entrañable rival estaba convertido en un juguete roto. Habían celebrado el título antes de jugar, algo habitual en ellos. Coutinho, cedido por el Barça, marcaba dos goles como quien cobra el alquiler en casa ajena. Lewandowski, (quien es Lewandowski, decían algunos voceros azulgranas), ese desconocido que de repente se convirtió en pesadilla. El Estádio da Luz, que años antes había sido testigo del cabezazo de Sergio Ramos y de la gloriosa Décima, ahora servía de escenario para el naufragio más sonado desde que Manolas hundió su barco en Roma. En el Titanic azulgrana, su gran estrella, deambulaba triste, cabeza abajo, era otro ridículo más que añadir a la ya larga lista que crecía y crecía cada año. El Tiki-Atraca estaba herido de muerte, la prepotencia fue arrasada por el futbol. Ni la posesión pudieron ganar.
Fue tan emotivo que, cada 14 de agosto, me sirvo dos chupitos. Un Lagavulin de 16 años que alterno con un Macallan, Glenlivet o Glenfiddich de 12 años. Lo importante siempre es que la suma 16 + 12 = 28. 2-8. La aritmética del placer, la matemática de la Champions, dos chupitos que saben mejor que una multiplicación bien hecha como decía D.Eulogio, mi profesor de matemáticas del colegio. 14 de agosto y 2 chupitos, 14 x 2 =28, lo dicho, una multiplicación bien hecha.

Gracias, muchas gracias. Mientras nosotros celebrábamos, ellos nos hacían reír, hundidos en su habitual prepotencia virtual, su invento del ADN, llegamos incluso a brindar por vuestros rivales. Gracias por no saber cerrar eliminatorias, por aquel histórico pasillo del 7 de mayo de 2008 en el Bernabéu, por la prepotencia de ser los inventores del futbol, por vender la piel del oso antes de cazarlo.
Y sobre todo, gracias por recordarnos que la Champions no solo se gana… también se puede perder con arte.
Con cariño, un madridista feliz. 15-5 los números siempre dicen cositas.... por cierto, el libro no está a la venta, hay que comprar la colección entera, son 15 tomos.

Comentarios
Crazy horse
hace 2 semanas
Enormes momentos!!! HalaMadrid y nada más.
Paco Madrid Pérez
hace 2 semanas
Vivir esos años, esas finales a tu lado, querido Hermano, es un gran logro, un honor, un placer indescriptible y una emoción doble, futbolística y emocional. Brillante crónica y unos recuerdos imborrables. A por más éxitos, triunfos y copas.
Pepe V.
hace 2 semanas
Genial D. José, cómo siempre, que tres años seguidos de Champions League, cómo disfrutamos al ganarlas, y viendo cómo la Narnia caían, año tras años sin llegar a ninguna final, y de la forma que lo hacían. Enhorabuena.
Joseph
la semana pasada
What a score!! Thanks Bayern to put Farsalona in the right place…..