Prohibido fumar en lugares donde se sirve comida
2024-10-08
7 min de lectura
Los hechos
Jose estaba de vacaciones, degustando unos langostinos, muy frescos, de muy alta calidad, buenísimos, disfrutándolos con un vino blanco de la tierra y asistiendo desde la terraza del restaurante a la puesta de sol en la playa de Bajo de Guía frente al parque de Doñana.
La ración de unos 8-10 langostinos estaba mediada cuando, de repente, con una cola recién pelada y a punto de introducirla en la boca, le atacaron por la espalda. No fue un ataque físico, pero el humo de un cigarrillo, proveniente de, a saber que pulmón, inundó el espacio aéreo y le destrozó el momento. A José hasta le pareció ver que el langostino se movía, se retorcía de dolor, y lamentaba su destino. Toda su vida creciendo para proporcionar ese momento de felicidad en el que se puede degustar su sabor y, al final, es consumido rodeado por un humo sucio y asqueroso, ya respirado por un tercero. El sabor queda totalmente desvirtuado, roto, destrozado, eliminado. Una pena.
Lo que puede arruinar el humo del tabaco - Imagen JM
Juan había ido a probar una tarta de queso, su postre favorito. Le habían dicho que era la mejor de la ciudad. Se sentó en la terraza, pidió un café y una porción de la mencionada tarta. Estaba buenísima. Tarta de queso con mezcla de tres quesos, uno de ellos fuertecito, muy suave y fluida, casi líquida por el centro. Deliciosa, la estaba disfrutando hasta que, en un instante, percibió que algo sucedía. Levantó la cabeza, y le cambió el gesto de la cara. A continuación, comentó a su acompañante: “alguien está fumando por aquí cerca” ………. Y así era. En una mesa cercana, un grupo de comensales que, por supuesto, habían terminado con su tarta, habían encendido sus cigarrillos. El viento, que siempre es aliado del fumador o mejor debería decir es enemigo del no fumador, traía a nuestra mesa las bocanadas de humo. Adiós a la degustación de la tarta. Juan tuvo que volver al restaurante para finalizar la experiencia de manera satisfactoria.
Cada día, en España, los José y Juan se multiplican en muchos lugares y sufren el ataque del humo de los cigarros encendidos por los fumadores en lugares donde se sirven comidas.
Fumar en lugares donde se sirve comida debería estar prohibido.
La postura del fumador
La pregunta es evidente ¿habeis visto algún fumador, sentado en la silla, frente a la mesa donde acaba de degustar una buena comida, encender un cigarro y ponerlo frente a su cara una vez encendido?, la respuesta es obvia, No. Y no lo hemos visto porque si se ponen el cigarro delante el humo les molesta, repito, el humo les molesta. Esto les deja sin argumentos, saben que el humo molesta.
Esa molestia, prefieren trasladarla al personal sentado en las mesas adyacentes, son así de amables.
En general, las pautas que determinan la posición del fumador de restaurante y bar son sencillas:
- Cigarro alejado de la cara. Se mantiene a una distancia suficientemente grande para que el humo no vaya directamente a la cara
- El cigarro estará siempre en la mano contraria a la dirección del viento para evitar que, de nuevo, el humo les llegue a la cara.
Hay dos posturas típicas.
- La primera, codo en la mesa y cigarrillo a la altura de la cara, PERO, como se ha explicado, siempre alejado de ella, nunca el cigarro frente a la cara. Hay que evitar que el humo ciegue sus ojos, ya lo adelantaban Los Platters. Es sencillo, el humo les molesta.
- En la segunda postura, el brazo queda extendido y hacia abajo por el lateral de la silla, de esta manera piensan que no molestan, pero ese humo llega a la mesa de al lado y hace el mismo efecto que tener el cigarro delante.
Los efectos del humo en la terraza de un restaurante
Los efectos negativos del humo del tabaco se manifiestan en la faceta respiratoria y, sobre todo, en los alimentos que estamos comiendo y en su sabor. Esa molestia es independiente de que estemos ubicados en una terraza exterior. Algunos de estos efectos incluyen:
Modificación de los sabores:
No necesita mucha explicación. Hay que probar a tomar un langostino fresco, de la bahía en Sanlúcar en condiciones normales y un segundo mientras se recibe una bocanada de humo sucio y ya respirado de algún comensal cercano. Alguno de los compuestos volátiles del humo, puede quedar adherido a ese langostino y en conjunción con el aspecto olfativo, nos destrozará su ingesta.
El humo del tabaco contiene compuestos volátiles que se mezclan con el aire y pueden entrar en contacto con la comida. Estos compuestos pueden adherirse a la superficie de los alimentos y afectar su sabor.
Impedimento para reconocer los aromas originales de la comida.
El olor del tabaco va a distorsionar y modificar el aroma natural de la comida y bebida. Siendo el aroma una parte fundamental de la experiencia gastronómica, de nuevo, nos va a impedir disfrutar de los aromas del plato o en el caso del vino, de su experiencia olfativa.
Los alimentos se pueden contaminar
Como se ha explicado anteriormente, el humo del tabaco contiene compuestos tóxicos como alquitrán, nicotina y monóxido de carbono. Adicionalmente, nos llega ya respirado. El humo ha pasado por los pulmones del fumador y ha sido exhalado después. A saber lo que contiene, mejor no pensarlo. Si bien en espacios abiertos el humo se dispersa más rápidamente, cuando nos llega de cara sin duda algo trae, y no es bueno. Los alimentos pueden quedar contaminados.
Imposible degustar un buen vino
Nos ofrecerán a probar ese vino rico que nos han recomendado para maridar con nuestra comida. En ese momento, a traición, la bocanada de humo se adueña del espacio y nos modifica el aspecto olfativo y hace imposible catarlo pues el sabor en la boca ha cambiado En definitiva, no podemos disfrutar la experiencia de apreciar ese buen vino.
Pérdida de apetito
A mi, personalmente, el humo del tabaco me resulta molesto y su olor, desagradable. Igual le sucede a muchas personas, y puede llegar a afectar al apetito. El disfrute de la comida se ve reducido, y solo se recupera cuando vemos que los fumadores anexos, pagan y se marchan. Tanta gloria lleven como descanso dejan.
Hay que prohibir fumar en espacios abiertos en los que se sirve comida
Prohibir fumar en lugares donde se sirve comida
Por todo lo anterior, protección de la salud pública, salubridad y convivencia, animo a todos los responsables de salud pública implantar la prohibición de fumar en espacios donde se sirve comida, independientemente de que estén en interior o exterior. Todos los lugares en los que se sirve comida deben ser un espacios sin humo. Disfrutar de una comida sin tener que respirar el humo del tabaco es nuestro derecho.
Animo también a esos restaurantes y bares que ofrecen mesas en bonitas y amplias terrazas exteriores de, al menos, separar zonas de fumadores y no fumadores. Yo siempre lo pido en mis reservas y constato que nos queda un largo camino por recorrer.
Finalmente, quiero agradecer a todos aquellos fumadores que, a pesar de estar en terrazas exteriores, a la hora de fumar se levantan y se alejan de la mesa a fumar sus cigarrillos. Saben que molestan y se alejan. Se merecen el reconocimiento por esa decisión.
Comentarios
Joseph
hace 2 meses
Absolutamente de acuerdo. Los lugares donde se sirve comida deberían ser espacios sin humo.
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Eduardo
hace 2 meses
Totalmente de acuerdo.