La política del enfrentamiento

Defendemos la tesis de que el desarrollo de las políticas de izquierda requiere de la confrontación y el enfrentamiento entre ciudadanos. Cuando la división en bloques derecha izquierda, capitalistas comunistas se cae, hay que buscar otra división. Ese es el proceso iniciado hace años que nos acerca a la situación actual.

Tras la derrota de las fuerzas del eje en la segunda guerra mundial y el reparto de los territorios en los tratados de Yalta Postdamm y Teheran, comienza la guerra fría. El término “guerra fría” se atribuye a George Orwell que utilizó el término en uno de sus artículos en el periódico The Observer.

Dos bloques bien definidos, el occidental, capitalista liderado por EEUU y el oriental, socialista liderado por la URSS. Dos concepciones totalmente diferentes de la sociedad, de la libertad, del papel del individuo y del estado, del comercio, de la política. Dos concepciones opuestas.

En 1946, Winston Churchill leía un discurso, “la cortina de hierro” en Fulton EEUU, sobre los riesgos de la URSS y su creciente expansión en Europa oriental, se refiere a los rusos como “nada más admiran que la fuerza y nada respetan menos que la debilidad",  “es preciso que los pueblos de habla inglesa se unan para impedir a los rusos cualquier tentativa de codicia o aventura” pedía Churchill.

En 1947, el presidente de EEUU Harry Truman proclama la doctrina que será conocida como “doctrina Truman”. Dicha doctrina pretende “apoyar a los pueblos libres que están resistiendo los intentos de subyugación por minorías armadas o presiones exteriores”. En definitiva, se pretende luchar contra la propagación del comunismo y la extensión de la influencia soviética en Europa occidental

La doctrina Truman, anima a los pueblos libres a elegir entre dos modelos de vida diferentes y, de hecho, opuestos:

1. Un modelo participativo, donde impera la voluntad de la mayoría, con instituciones libres, con respeto y garantías a la libertad individual, política y elecciones libres
2. Otro modelo construido sobre la imposición a los ciudadanos de la opinión de una minoría, con medios públicos de control estatal, donde el terror, miedo y opresión impiden la libertad individual y, por supuesto, con los medios de comunicación bajo control

También en 1947, el informe Zhdanov divide al mundo en dos bloques. Imperialistas  antidemocráticos y antiimperialistas democráticos. La doctrina lleva el nombre de Andrei Zhdanov secretario del partido comunista. Su informe, también considerado como doctrina Zhdanov, anima a la solidaridad y a la acción de los países comunistas que se oponen a un occidente capitalista e imperialista.

Las tesis comunistas originales, las que llevaron a Rusia a la revolución en 1917, hablaban de burgueses y obreros. Zhdanov ya no habla en estos términos, ahora la división es distinta, la comentada entre imperialistas antidemocráticos o antiimperialistas democráticos

Se puede concluir que el pensamiento de izquierda necesita de una confrontación ciudadana. Necesita la división, el divide y vencerás que ya Julio Cesar y Napoleón Bonaparte utilizaron. Primero obreros y burgueses, después capitalistas y comunistas, imperialistas y antiimperialistas

Sin embargo, la revolución bolchevique que triunfó en Rusia no tuvo tanto éxito en el resto de los países europeos. Se esperaba una sublevación total de la clase obrera, pero no sucedió así.

Antonio Gramsci, reconocido marxista italiano, trató de dar una explicación al fracaso de la expansión comunista en Europa posterior a la revolución rusa. Gramsci concluye que no es suficiente con alcanzar el poder, incluso si se hace con una insurrección o revolución. Es necesario preparar el terreno y realizar un trabajo de ideologización de la sociedad civil. Ese trabajo debe ser anterior a la toma del poder.

Fabricó la teoría de que los obreros no fueron capaces de reconocer sus intereses legítimos como trabajadores porque se encontraban dentro de la cultura occidental, inmersos en ella, y esta se lo impedía. De ahí, que sea necesario realizar una revolución cultural previa que, Gramsci define como “combate cultural”.

Dicho combate consiste en la ocupación de todas las instituciones posibles: educativas, de comunicación, prensa y televisión, sociales, eclesiásticas, culturales, cine y teatro etc mediante intelectuales infiltrados que desarrollan la ocupación y preparan el terreno para garantizar el posterior éxito revolucionario.

De esta manera, se propaga la nueva ideología, cuyo principal objetivo es la eliminación de todo vestigio de la cultura y valores occidentales. La extirpación al ciudadano de su historia, sus valores, sus tradiciones y su cultura para hacerle crecer en la nueva cultura marxista que inicialmente había rechazado.

Esta ocupación intelectual y cultural debe ser previa a la ocupación política.

Sobre las tesis de Gramsci, se crea en Frankfurt un “círculo de reflexión” que dirigido por el judío-húngaro Georg Lukacs será conocido como la “escuela de Frankfurt”. Esta escuela afirmaría más adelante que “la manera de destruir la civilización occidental es atacar sistemáticamente todos sus valores y no formular una teoría alternativa de sociedad”. No se trata de construir, primero, hay que destruir.

Comienzan entonces a defenderse nuevos postulados, no por la creencia de sean mejores, simplemente para destruir aquellos vigentes hasta la fecha en la cultura occidental.

En 1989 cae el muro de Berlín y en 1991 desaparece como tal la URSS. Las tesis socialistas y comunistas fracasan estrepitosamente. Los países que en su día fueron incorporados a la URSS piden de inmediato su independencia y la consiguen. Años más tarde, muchos de ellos solicitan su ingreso en la Unión Europea y en el sistema de defensa colectivo conocido como OTAN. Tras años de vivir en el mundo socialista comunista, prefieren volver al mundo occidental. Algo que nunca sucedió al revés.

Gráfico Abel Gil Lobo - El Orden Mundial

Con las tesis marxistas y comunistas derrotadas, su modelo de sociedad en declive y los países liberados de la URSS perteneciendo a estructuras políticas y militares occidentales, hay que hacer algo.

Me viene a la memoria el texto de una de mis piezas humorísticas favoritas de Les Luthiers llamada La Comisión (Himnovaciones). En ella, los políticos argentinos pertenecientes a la Comisión de mantenimiento y actualización permanente de la canción patria, la CMAPDCP, buscan un compositor simpatizante de sus ideas políticas, adicto a la causa, y, sobre todo, sensible al gusto de las mayorías y de éxito…. una de las dos… Pretenden actualizar la letra del himno argentino. En un momento en que quieren cambiar el enemigo de Argentina, el maestro Manchacaprini, así se llama el compositor seleccionado, no ve claro el cambio de enemigo, a lo que los políticos le responden   "¡¡si hemos sido capaces de crear un conflicto como no vamos a ser capaces de encontrar un enemigo!!", Luthiers, brillantes como siempre.

Pues, volviendo a nuestro ejercicio, hay que crear nuevos enemigos, enfrentar a la sociedad. Si antes eran obreros y burgueses, capitalistas o comunistas y esto se nos ha caído, hay que encontrar algo. Y es ahora cuando ya se va viendo el resultado.

El partido se juega en muchas dimensiones. Se han abierto frentes transversales para, siguiendo el modelo Gramsci, dar la batalla cultural destruyendo y atacando sin piedad los valores de la cultura occidental. Se trata de crear identidades en conflicto que produzcan enfrentamiento en la sociedad. Cuantas más, mejor. Cuantos más valores occidentales destruyamos, mejor. Cuanto mayor sea el conflicto, mejor.

Viene también a cuento aquella frase que, fuera de programa, se grabó por accidente en 2008 al finalizar una entrevista en televisión de Iñaki Gabilondo al nefasto presidente que fue Zapatero a quien se le escapó la frase “nos conviene que haya tensión” refrendada por el Sr Gabilondo “a mí me parece que os conviene muchísimo”, les faltó a ambos a coro repetir, y a España que la den.

Pues vamos a buscar esos conflictos. El feminismo se plantea no como una necesidad de alcanzar mayores cotas de bienestar e igualdad para las mujeres, sino como el enfrentamiento entre hombres y mujeres.

Progresismo y fascismo. O se está del lado de los que a sí mismo se autodefinen como progresistas, o se entra a engrosar las listas del fascismo.

Foto: Samantha-Sophia-r1OQfUIw3ns-unsplash

Si se muestran y dudas razonables sobre ecologismo, cambio climático, y el modo como se está enfrentando el problema, se va contra la sostenibilidad del planeta, entonces se está próximo a la ultraderecha

Si no se comprende la necesidad de una ley de bienestar animal y, analizada la actual, parece un absoluto despropósito, se está en contra de tratar a los animales como seres vivos.

Si no se entiende la manera de enfrentar la mejora social a base de paguitas, bonos y ayudas estatales sino mediante menor presión fiscal, reducción de impuestos y mejora de empleo, se está contra la solidaridad y se defiende a los “ricos”

Si se come carne, malo. Otra división más. Hay que comer lo que nos digan los “expertos” nutricionistas del gobierno.

Memoria democrática anteriormente llamada histórica. Otro enfrentamiento más sobre las cenizas de una guerra civil de la que casi se había pasado página durante la transición, algo refrendado por los políticos de ambos bandos en la constitución de 1.978.

No necesita explicación la ley del solo si es sí. Si se está en contra, por la desastrosa redacción que ha posibilitado más de 1.000 reducciones de condena y 100 excarcelaciones a condenados por delitos sexuales, se está fuera del progresismo

La familia, la célula de la sociedad como estudiábamos en el colegio. No aceptar el modelo ”progresista” de familia, es pertenecer a la ultraderecha

Así podríamos seguir con aborto, eutanasia, vivienda, educación, sanidad, el campo, y muchos otros temas en los que se pretenden atacar los valores tradicionales de la cultura occidental, y destruirlos para, apoyándose en el enfrentamiento entre ciudadanos, sacar provecho y acercar la sociedad a lo que se vivía en la Europa oriental cuando los países pertenecían a la URSS.

Es un proceso contra natura. Disuelta la URSS todos los países solicitaron su independencia. Ningún país occidental quiso entrar a formar parte de la URSS.

Esa es la deriva en la que, lamentablemente, entró España de la mano del peor presidente del gobierno que hayamos tenido, José Luis Rodríguez, lugar que perderá a finales de 2023 cuando sea reemplazado en esa primera posición por Pedro Sánchez, al finalizar su mandato.

Enfrentar a los españoles para permanecer en el poder. En indiferente con quien se gobierne y por supuesto como. Esa es la única y verdadera estrategia de Sánchez.